jueves, 8 de septiembre de 2016

Los sentidos



En algún momento del universo en un planeta que albergaba vida, él, como ser humano, rodeado de la naturaleza física que habitaba en su planeta, comenzó a reflexionar sobre todo aquello que era dicha naturaleza. Pensando calmadamente, observó a su izquierda un vaso de whisky vacío repleto de huellas de sus dedos que manchaban el cristal transparente, se había servido agua antes y se acababa de terminar el último trago caliente (debido al verano) de agua.

Fue entonces cuando comenzó a observar el resto de objetos: Una silla cerca de la puerta, la propia puerta, un póster de su grupo de música favorito “The Doors”, los cuadros de su habitación, un espejo, la estantería repleta de libros, marcos de fotos y objetos que no utilizaba como peluches, una alcancía vacía, cuadernos viejos y apuntes.

Pero, ¿Por qué prestaba tanta atención a todo aquello? Él se quitó las gafas y, como era de esperar, notó que su vista había empeorado. Volvió a observar la habitación y se fijó en que todo ahora eran manchas borrosas que él claramente percibía como objetos con sus formas y sus dimensiones, pues ya las había visto varias veces y sabía qué objetos eran, no necesitaba verlos con claridad para saber cómo eran, aunque los percibiese mal. Su propósito fue entender la propia concepción de lo que son los objetos para toda la raza humana, qué es la materia, qué forma y apariencia tienen las cosas realmente.



Reflexionó durante unos minutos.  —Las cosas que observamos, son lo que percibimos que son. Nuestra vista hace que percibamos esa puerta, ese trozo de materia que se encuentra frente nosotros y al que le hemos dado forma. ¿Hasta dónde llega esa percepción del ser humano y hasta qué punto esa percepción es certera?— Durante un momento, su cabeza se volvió un auténtico rompecabezas. No llegó a entender bien lo que acababa de pensar.



Él fue a la cocina y cogió una fría lata de cerveza, era la última. Al volver a la habitación continuó con su reflexión. —Sabemos que lo que vemos es real, sabemos qué formas tienen, sabemos sus propiedades, los científicos las han estudiado. Hemos creado muchos inventos gracias a esas investigaciones y todo tiene un sentido lógico en el universo, lo que es, es… pero… De verdad, ¿lo que es, es? ¿Cómo podemos saber si todo cuanto sabemos es cierto a una manera universalmente verdadera? Nuestros sentidos son los que realmente hacen que sepamos que lo que vemos es real, que un objeto es cuadrado, que un objeto es de color rosa, que el olor que despide ese objeto es dulce, que ese objeto emite un sonido relajante… Pero todo son sentidos, todo son aspectos que tomamos por reales porque nuestro organismo nos lo representa de esa manera. Entonces, ¿Hasta qué punto nuestra percepción de la realidad es realmente la verdadera, la universal? Entre nosotros mismos como especie, no somos capaces de entendernos, de llegar a un punto en común de lo que percibimos como lo real o la razón…

Si entre nosotros no somos capaces de ponernos de acuerdo, ¿cómo podemos saber realmente si lo que es el universo, está creado de una forma mucho más compleja de lo llegamos a comprender? Tenemos unos sentidos animales y humanos, tenemos ciertas capacidades y ciertos límites, no podemos superar fuerzas mayores de la naturaleza y mucho menos del universo, creemos que tenemos el control de nuestras vidas, de la historia, del planeta… Creemos que somos capaces de controlar todo… Pero, ¿Realmente podemos? —



Él pensó en ello durante unos segundos. —Si entre nosotros no tenemos una realidad común; si entre nosotros tenemos conflictos, diferencias, razonamientos e inteligencias diferentes; realmente no podemos saber con certeza si lo que creemos que percibimos sobre el universo es lo real. —Él pensó entonces en otros animales y recordó a la mantis marina. — La mantis marina es un animal que posee 16 conos receptores de color, el humano tiene 3 (azul, rojo y verde, los colores luz primarios y de los que surgen los demás). Eso significa que simplemente otro animal del propio planeta tierra, ya percibe la naturaleza de una forma totalmente diferente del ser humano, ve colores que nunca imaginaremos, en donde nosotros vemos una puerta con su forma definida, aquél animal puede ver una explosión de colores inimaginables que nosotros nunca podremos averiguar ni distinguir de ninguna de las maneras, ya que no poseemos esa capacidad, bajo ningún concepto podremos hacernos una remota idea de qué aspecto tienen esos colores desconocidos para nosotros.

Por lo tanto, si eso ocurre sólo con el sentido de la vista… ¿Qué ocurre con el olfato? Nunca distinguiremos olores que los perros sí. ¿Y con el tacto? No sabemos si podríamos manipular los objetos de otras maneras o no sabemos qué sensaciones recorren nuestro cuerpo a diario por el simple hecho de que tenemos un sentido del tacto humano, limitado. ¿Y el gusto? ¿Desconocemos que existen sabores que no percibimos? Y la pregunta más importante: Si todos nuestros sentidos nos engañan porque, aunque nos ayudan a sobrevivir, también nos limitan universalmente, ¿Cómo podemos saber si nuestro razonamiento está basado en unas leyes universales y no en unas leyes percibidas por nosotros como universales? La diferencia radicaría en que, aunque comprendamos ciertas cosas del universo (lo que llegamos a percibir), nunca podremos comprender como funciona realmente toda la maquinaria que mueve dicho universo (lo que nunca bajo ninguna circunstancia, por nuestras limitaciones sensoriales, podemos percibir). — Fue su último razonamiento.


Todo dejó de tener importancia para él, en ese momento todos sus problemas emocionales, humanos, anodinos y corrientes, carecieron de importancia durante unos minutos. Comprendió que realmente nosotros sólo vivimos en el propio mundo que nos imaginamos, que, aunque todo sea físico y real, a su vez nada es de la forma en la que creemos que es. En que todo cuanto hacemos, todo cuanto pensamos, todo lo que sentimos y todo por lo que vivimos, no es más que un producto de nuestra imaginación, de nuestro cerebro que percibe lo que nuestros sentidos le envían como noticias del mundo exterior físico.


Vemos lo que somos capaces de ver, y nunca llegaremos a ver lo que realmente es todo. —Fue la oración con la que concluyó su reflexión.

lunes, 18 de julio de 2016

Educación, esa arma tan infravalorada.

Machismo, homofobia, sexismo, racismo, tortura animal, superficialidad, materialismo...
¿Qué es el causante de que estos términos sean visibles en nuestra sociedad actual? La respuesta es fácil: La educación.

Todos los que vivimos en países occidentalizados habremos vivido bajo la educación que tantos conflictos ha generado en la especie humana, a muchos de nosotros nos sonarán frases como:

"el rosa es de niñas", "maricón", "los hombres no lloran, ¿eres una niñita?", "los toros no sienten dolor", "los inmigrantes sólo traen delincuencia", y un largo etcétera.

¿Consideráis que esas frases son buenas? Pues son parte de lo que constituye la educación.

La educación es un arma muy poderosa y a su vez muy infravalorada por todos nosotros.
Muchas personas imponen sus ideas arcaicas y antiguas a sus hijos, y estos aprenden de lo que escuchan de sus padres, muchos de estos niños crecerán con ideas equivocadas sobre el resto de las personas.

Un niño algún día en el futuro odiará a su amigo musulmán con el que creció en el aula trabajando en equipo en muchos trabajos escolares.

Otro niño en un futuro golpeará a su esposa en el futuro porque "no le hizo la comida cuando llegó del trabajo".

Un niño le dará una paliza a otro niño, porque el segundo, quien estaba enamorado en secreto de él, tuvo valor para confesárselo.

Muchas niñas serán abusadas sexualmente por otros niños que crecieron con la mentalidad de sentirse superiores a sus compañeras de clase, y esas niñas se sentirán culpables porque "ellas son las que los provocan".

Un niño millonario algún día explotará a ex compañeros de clase, porque cuanto menos les pague a esos niños, más ganará él mismo.

Muchos de esos niños saborearán la violencia, maltratando animales, torturándolos o matando personas, porque en su momento, sus padres festejaban un espectáculo de tortura animal.

La culpa de muchos males de los que nos aquejamos hoy en día es culpa de la educación que recibieron nuestras generaciones en el pasado. Esa educación que todavía hoy en día mantenemos vigente con frases como las anteriormente citadas.

Nos pueden parecer frases inocentes a nosotros los adultos, adultos quienes ya hemos vivido muchas malas experiencias y que alguna vez hemos sufrido por culpa de algunas de esas "frases" que nos parecen ahora tan inocentes. Pero... ¿Y ese niño que crece escuchándote infravalorar a los gays o a las mujeres? Ese niño aprenderá eso de ti, ese niño algún día predicará con la misma ideología que tú indirectamente le inculcaste.



¿Qué veis en esa foto? Niños en general, verdad? No veis a un niño gay, ni a una niña ama de casa, ni a un niño "cristiano" o "musulmán", no véis a un niño torturador, ni veis a un niño explotador.

Pero algún día, cada uno de esos niños irá perdiendo su inocencia, se irá topando en la vida diaria con adultos que los vuelven menos inocentes y que poco a poco van deshumanizándolos. Porque cuando eres niño no miras con desprecio a tus amigos de clase, cuando eres niño sólo quieres jugar con tus compañeros y pasarlo bien, porque cuando eres niño no entiendes de raza, sexo, religión, ideologías ni tampoco disfrutas viendo a un animal morir. Esos niños algún día serán los que tengan la capacidad para lograr un mundo más justo o más injusto, y esos niños son los que hoy en día necesitan una educación que les enseñe a respetar a sus compañeros, porque al final del día, al final del curso, y al final de la vida, todos somos compañeros, todos fuimos alguna vez niños que con el paso de los años perdimos nuestra inocencia y nos fuimos deshumanizando.

Por eso la educación es tan importante, por eso cada uno de nosotros debe fomentar el amor y el respeto hacia los demás compañeros de clase, porque el día de mañana esos niños podrán transformar la sociedad en la que vivimos en una sociedad más justa, más solidaria y más pacífica en la que todos esos niños convivan unos con otros sin odio ni rencor.

jueves, 12 de mayo de 2016

¿Qué es la verdadera felicidad?

He conocido a mucha gente diferente, todos y cada uno de nosotros estamos en la búsqueda eterna de ese concepto que deseamos sentir el mayor tiempo posible, aquél concepto denominado felicidad.

La felicidad es la definición de sentirse satisfecho, a gusto, contento, con algo que nos ocurre o que nos hace gozar y sentir bien.

Cuando no obtenemos aquello que nos hace sentir bien, muchos de nosotros nos venimos abajo, nos sentimos mal por perder lo que nos hacía felices y buscamos de nuevo llenar ese vacío como si de droga se tratase, ahí es en donde cometemos el primer error como seres humanos en búsqueda de la felicidad.

La felicidad va y viene, y se complementa con otros estados de ánimo. Las personas erramos en querer ser felices siempre, en no querer sufrir nunca, en nunca estar tristes, enfadados, decaídos...

La verdadera felicidad no se basa en tener más bienes materiales que otros, no se basa en tener una relación sentimental idílica (la cual si no ocurre nos hace sentir frustrados y solos), no se basa tampoco en hacer sufrir a otros por nuestro propio beneficio. 


La verdadera búsqueda de la felicidad debería consistir en aprender de otros estados de ánimo. Cuando nos sentimos mal, saber por qué nos sentimos mal y aprender a sobrellevar ese sentimiento, disfrutar de él (pues a cada estado de ánimo le podemos sacar una ventaja), y reflexionar sobre lo que nos hace sentir como nos sentimos.

Esa búsqueda de la felicidad pasa por aprender a disfrutar de las cosas que tenemos, de dejar de sentirnos mal por las que no tenemos. A todos nos falta algo que nos haría plenamente felices, pero a su vez no nos damos cuenta de que a nuestro alrededor hay cosas por las que debemos sentirnos felices, pues seguramente la gran mayoría de nosotros tenemos cosas o personas en nuestras vidas que nos llenan.


En base a eso, hay que aprender a no odiar nuestros sentimientos de tristeza, ira, miedo, etc. Pues son sentimientos que nos hacen humanos y nos hacen disfrutar más de la felicidad cuando la tenemos. 
En la vida se nos plantearán problemas que nos harán sentirnos infelices, por lo que hay que disfrutar siempre que podamos y ser consciente de que todo en la vida es efímero, y que en esos momentos de infelicidad hay que reflexionar en que la negatividad no nos debe hacer andar por el camino equivocado.

Valoremos más todo cuanto nos es positivo, incluso en momentos de bajón. Valoremos esa felicidad cuando la tenemos y aprovechémosla para realizarnos como seres humanos. Valoremos el resto de sentimientos que tenemos cuando surjan, ya que son pilares fundamentales para no vivir siempre en un mundo utópico y nos ayudan a volver al mundo terrenal, aquél en el que los problemas existen y que requieren una mentalidad fría para ser resueltos.

Si aprendemos a no venirnos abajo cuando nos ocurren estos problemas, aprenderemos a no estar obsesionados con el querer ser felices siempre, y aprenderemos a tener una mentalidad más abierta a la hora de solucionar los problemas que nos impiden ser felices.

Por último, también debemos aprender a lidiar con nuestros propios fantasmas del pasado, debemos aprender qué nos hace sentir infelices, debemos saber cómo nos sentimos por dentro y qué recuerdos son los que nos hacen daño para sobrellevarlos y aprender a dejarlos ir, pues si no, caemos en una espiral de autocompasión y depresión que nos dificultará más ver la realidad tal y como es.


Todo aquello será lo que desemboque en una verdadera felicidad, que no sólo se basará en momentos puntuales de satisfacción personal, sino una felicidad que se basará en la aceptación de que vivimos de manera fugaz en un planeta en el que debemos solucionar nuestros problemas, tener mente fría en situaciones difíciles y en el que no todo es perfecto ni tampoco todo es un caos.

El día en el que aceptemos todo esto y miremos la vida de una forma menos cómoda y más como un reto que debemos estar dispuestos a superar día a día seremos realmente felices.

sábado, 16 de abril de 2016

La eterna batalla de la hormiga obrera.


Una hormiga obrera se despierta cada mañana, está cansada de su agotador y largo trabajo. Está obligado a cumplir una función que le ha determinado su reina, se pregunta por qué tiene que desempeñar ese trabajo siendo esclavizada anclada en un eterno trabajo que sólo es pausado para alimentarse ella misma y dormir.

Cada mañana se levanta agobiada, sometida, obligada a servir a su ama, la gran hormiga reina.
La hormiga está harta de su esclavitud, otras hormigas piensan como ella. Día tras día, las hormigas obreras se van hartando de su situación. Las reuniones entre ellas son más comunes, poco a poco comienzan a realizar actividades fuera de lo establecido por la reina durante sus búsquedas de alimento.

La reina de las hormigas es tiránica, las comanda y las ordena a su antojo, ella sólo ha tenido que tener sangre real para ocupar su puesto privilegiado. Manda a sus hormigas a la guerra contra otras colonias para tener la supremacia del terreno, para tener todo el alimento para ella.
Esta hormiga reina explota a sus obreras y las manda a asesinar si se rebelan.

Las hormigas obreras están cansadas de su opresión, la reina no les proporciona suficiente alimento, pues la hormiga reina y sus sirvientas más allegadas disfrutan de todos los lujos que el resto de hormigas les proporcionan, que mueren por ellas, que mueren de hambre, que son utilizadas para someter a otras colonias.

La hormiga obrera protagonista de esta historia está cansada, ha decidido sublevarse en contra de su reina, cree que ella y el resto de sus compañeras pueden realizar un asignamiento más justo para todas las hormigas, cree que puede haber mejor racionamiento y cree que no hace falta destruir otras colonias para tener más alimento, cree que hay alimento suficiente para todas las colonias si se llega a tratos diplomáticos con ellas.

La hormiga reúne a sus compañeras y se levantan contra su reina, se forma una guerra servil en contra de su ama. La batalla es cruel, muchas hormigas que creen en la libertad y en una organización democrática se enfrentan contra las hormigas que están cómodas con su situación y a favor de la reina.

Al final las obreras ganan, pues son más y consiguen derrocar a la reina opresora. Las hormigas obreras se hacen con el poder y establecen una organización justa y equilibrada.

Pasa el tiempo, la obrera que cambió la colonia muere y sus compañeras también. Llega al poder otra hormiga que, disfrutando de sus privilegios como la organizadora y líder de la colonia, comienza a esconder alimentos, comienza a asustar a las demás hormigas con mentiras, diciendo que no hay alimento suficiente, que cada vez escasean más los alimentos y que otras colonias están robando los suyos. La crispación en la colonia crece, las hormigas que no saben la situación real están enfadadas, piden explicaciones. Pronto le echan la culpa a la forma de gobierno establecida y la líder lo cambia. Limita los poderes de las demás hormigas, exige orden y disciplina a sus obreras, pues cada vez hay más necesidas y las situaciones difíciles requieren medidas drásticas.

Pronto se culpa a colonias enemigas de ataques por alimentos, la líder asesina hormigas de su colonia y culpa a otras colonias. Se establece de nuevo la guerra entre colonias, la colonia de la nueva hormiga líder es vencedora y pronto se proclama hormiga reina, el sistema está de nuevo instaurado y las hormigas ingenuas ante la verdadera situación están contentas, muchas obreras creen a la nueva líder, muchas obreras saben la verdad, pero son tachadas con mentiras, de radicales, de antisistema... ¿Cómo pueden estar en contra de la gran líder que las ha llevado a la gloria tras la escasez de alimento? Están locas, son conspiranoicas, algunas otras de esas hormigas que conocen la verdad son compradas con alimentos o posiciones jerárquicas privielgiadas...

Pronto surgirá otra hormiga obrera que consiga despertar la mente de la colonia y logren triunfar de nuevo estableciendo igualdad... pero ¿Cuánto tiempo les durará la libertad hasta que otra hormiga reine?

viernes, 15 de abril de 2016

"La bondad", ¿te consideras buena persona? ¿Lo eres realmente?


Muchos de los seres humanos nos consideramos "buenos". Seguramente si preguntásemos por la calle a las personas si se consideran buenas, esta afirmación quedaría constatada, pero... ¿Y si en vez de preguntar hiciéramos una encuesta basada en lo que objetivamente consideramos bueno? ¿Esas personas anteriormente autoconsideradas buenas realmente lo serían?

Esta entrada será una especie de "encuesta" sobre la bondad basada en mi propia opinión de lo que considero la bondad.

1º/ ¿Te consideras una persona que piensa en el bien común o en el bien propio? ¿Consideras que estarías a favor de sacrificar parte de tus ingresos económicos con tal de que otras personas no pasaran hambre o tuviesen un sitio en dónde dormir?

2º/ Si alguien te hiciera daño, ¿considerarías vengarte o por el contrario lo pasarías por alto y seguirías con tu vida?

3º/ ¿Hasta dónde serías capaz de llegar con tal de salvar a una persona que está siendo asaltada o agredida?

4º/ ¿Serías capaz de traicionar a alguien que no te importa mucho con tal de conseguir un beneficio propio?

5º/ ¿Te preocupas por lo que ocurre en el mundo? Si es así, ¿te preocupan más los hechos que ocurren más cerca de tu hogar o te preocupan todos los lugares por igual?

6º/ ¿Serías capaz de quitar una vida? Si así fuera, ¿Qué te llevaría a cometer tal acto?

7º/ ¿Te preocupa la forma en general que tenemos los humanos de tratar a la naturaleza? (animales, ecosistemas, medio ambiente...).

8º/ ¿Cómo te sientes cuando escuchas que a alguien que te cae mal le ha ocurrido algo malo? ¿Te sientes bien? ¿Te alegras o te resulta indiferente? ¿Te dá pena quizá?

9º/ ¿Crees que la sociedad actual funciona bien? ¿Cambiarías algo si tuvieras la capacidad para hacerlo?

10º/ Si te diesen a elegir entre tener tu vida resuelta o que el resto de personas desconocidas tuvieran una vida normal sin pasar penurias a cambio de que tú tuvieras que esforzarte más para tener una vida digna, ¿Qué elegirías?

Naturalmente pocos de nosotros elegiríamos todas las respuestas objetivamente "bondadosas", pues todos tenemos una parte egoísta que nos ayuda a conseguir nuestra propia felicidad y supervivencia, pero, ¿Hasta dónde eres capaz de llegar para cumplir tus sueños o lograr tus metas?

Yo creo que en la bondad influyen otros factores humanos como la ya mencionada satisfacción personal, la ambición, la envidia y sobre todo la anteposición de un bien común a costa de un mal menor. No creo que la bondad o la maldad sean algo que podamos calcular a la perfección, pues creo que en toda la población mundial existe un equilibrio entre personas malas y buenas, y que depende de las situaciones podemos inclinarnos a realizar actos malvados o actos bondadosos. 


Respecto a las preguntas anteriores, según hayas respondido cuestiónate si las respuestas que has elegido son buenas o no. Mi opinión sobre si eres bueno o malo no importa, lo que importa es que tú mismo reflexiones en si estás siendo en general una buena persona, o mala, o neutra dependiendo de las circunstancias.

Por último, reflexiona también: ¿Te consideras feliz? ¿Serías más feliz si fueras mejor persona? ¿Serías más feliz si ayudases más a otras personas? ¿Si te preocupases más por los seres que viven a tu alrededor? ¿O por el contrario eres mas feliz preocupándote por tu propia vida e ignorando el bien común? 

Creas lo que creas, plantéate si tus acciones dañan o perjudican a otras personas y si estás a gusto o no con tu propia respuesta.

martes, 12 de abril de 2016

Crítica y opinión sobre el comunismo real.

Bueno, primero que nada; quería comenzar esta entrada ya en el año 2016 saludando a todo aquél que lea mis entradas y deseándole que disfrute al menos una décima parte de lo que disfruto yo expresando con palabras lo que mi cerebro piensa. Llevo cuatro años sin utilizar el blog y tras muchas ocasiones en las que me he sentido tentado por resucitarlo, por fin me he decidido a iniciar una nueva etapa de este blog, con una estética más acorde a mi estilo y con dicho estilo pulido y perfeccionado. Sin más dilación, comienzo:

Sabiendo que hay mucha gente que ignora lo que es el comunismo, comenzaré explicando brevemente algunos conceptos del comunismo.
Primero que nada, el comunismo (el verdadero comunismo) no es algo que haya que demonizar, no es el "coco", no es ese estado fallido llamado Unión Soviética, gobernada por un tirano absolutista que utilizó el nombre del comunismo para defender su sed de poder, tampoco es esa China de Mao Zedong, que trajo tanta pobreza, misería y se saldó con la cifra más alta de muertos en toda la historia de la humanidad (30 millones, tres tercios de la población española).

El comunismo real, es la abolición de las clases sociales, es la democratización del estado, es la abolición de la propiedad privada. En resumen, el comunismo pretende eliminar la estratificación de clases que han subyugado al ser humano desde que crecimos como civilización hasta nuestros días. Donde hoy en día vemos empresarios y trabajadores, años atrás veíamos señores feudales y campesinos, veíamos amos y esclavos, veíamos maestros y oficiales... Carl Marx habló de la explotación en el manifiesto comunista y explicó cómo con la llegada del capitalismo y la burguesía, la sociedad pasó de ser "nobleza", "clero" y "pueblo llano" a ser "burgueses" y "proletariado".

A la hora de formarnos como sociedad surgieron líderes que adoptaron sistemas de opresores y oprimidos. Estos líderes adoptaron símbolos (banderas, nacionalismos...) para alienar a la población y aplicaron la cultura e ideología que ellos mismos quisieron para su propio beneficio. Estos líderes también dejaron que la religión fuese una manera de controlar a sus súbditos, quienes con una concepción derrotista de la vida, se resignaban a sufrir en el mundo terrenal para ser recompensados en el más allá.

Para mí el comunismo del que habló Marx me parece hoy en día un sistema utópico por el hecho de que tras miles de años de historia de opresores y oprimidos y con la formación de muchas naciones, resulta imposible poder aplicar un comunismo a nivel global, y a nivel nacional dependería del mercado internacional, el cual seguiría estando basado en el capitalismo.

Esto significa que hoy en dia, con el nivel de globalización actual y de tecnología, es casi imposible convencer a la mayoría de la humanidad a adoptar una doctrina económica igualitaria, pues es casi imposible reeducar mentalidades que han sido alienadas con el paso de los siglos y que aún siguen creyendo ciégamente en lo que sus líderes les dicen (vease Donald Trump, George Bush...).

El ser humano hoy en día es muy ignorante, necesitan un líder que les digan lo que tienen que hacer o pensar en vez de construirse una opinión crítica propia. El ser humano hoy en día también es muy egoísta, no está dispuesto a salir de su zona de confort excesivo sólo para que unas personas de un país lejano no mueran de hambre.

Creo que el comunismo tiene muy buenas ideas, y creo que un comunismo algo más moderado (con incentivos para quienes desempeñan trabajos más arriesgados, difíciles o molestos) sería la solución al problema que el ser humano ha creado en donde muchos mueren de hambre con tal de que unos pocos tengan un ferrari en su garage. 




Mi conclusión es que el ser humano debe empezar a pensar más por sí mismo y a creerse menos lo que nuestros "líderes" mundiales nos quieren hacer creer, el ser humano debería pensar más en el bien común, pues un bien común resultaría beneficioso para nosotros mismos y para nuestros allegados también. Creo que al ser humano le quedan todavía muchas generaciones que deben abrir los ojos ante un mundo cada vez más "oscuro" en donde conforme avanza el tiempo es más difícil ver por sí mismo. Creo que algún día algo muy duro en el planeta tiene que ocurrir para que el ser humano recapacite y reflexione hacia donde quiere llevar su propio destino, hacia el de su propia extinción (explotando tierras, personas y animales) o hacia el de un bien común en el que podamos vivir todos mejor dentro de lo posible.